A juicio en Suecia
hace 2 meses
El Grupo Lavazza, un gigante del café italiano, se presenta con las credenciales de una gran empresa que ha abrazado la religión de la sostenibilidad. En su sitio web, una sección entera está dedicada a las iniciativas sociales, económicas y medioambientales de Lavazza: desde los compromisos para la descarbonización hasta las intervenciones para proteger a los pequeños productores de café, desde la economía circular hasta el café sostenible (?). Para completar el panorama, junto a una operación de marketing ideal, existen informes de sostenibilidad genéricos e inútiles e incluso intervenciones contra la deforestación.
Sin embargo, es una pena que, debido a una denuncia de Greenpeace Suecia, Lavazza sea uno de los responsables de la destrucción de bosques milenarios enteros en el país del norte de Europa. Las acusaciones están bien documentadas y detalladas: Lavaza vende sus productos en envases obtenidos destruyendo algunos de los últimos bosques primarios de Europa, de los que extrae madera y luego la transforma en celulosa.
Serán 200 millones en 2050Hay dos cosas muy singulares acerca de esta queja. Lavazza no respondió a Greenpeace Suecia, pero de un grupo que se proclama tan comprometido con la sostenibilidad esperábamos una respuesta con al menos alguna refutación o el compromiso de revisar su suministro de envases. En segundo lugar, las acusaciones contra Lavazza, marca muy conocida en Italia (también por sus cuantiosas inversiones publicitarias), han pasado desapercibidas en nuestro país. Aparentemente no les interesan los periódicos y las televisiones, que mientras tanto siguen celebrando el café Lavazza, incluso como sostenible (?).
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